Te veo :)


martes, 26 de julio de 2011

Capítulo 7:

El despertador sonó,y lo apagué de inmediato. Bajé a la cocina medio dormida aún para beber un vaso de agua y mientras bebía alguien llamó al timbre. ¿Quién podrá ser a estas horas? Solo eran las 9:35. Me dirigí a la puerta y un segundo antes de abrir me miré en el espejo de la entrada. Menudas pintas: el pantaloncito del pijama blanco con topos rosas dejaba transparentarse mi culote negro, y la camiseta de tirantes del pijama me quedaba un poco corta, de modo que dejaba verse algo de mi tripita; y mi pelo rizado y revuelto, se notaba claramente que no me había peinado aun. <<Bah, no será nadie importante>> pensé, y me limité a abrir la puerta .
-Mierda...-dije por lo bajinis.
No podía ser. ¿Qué hacía él aquí? Esto tenía que ser un sueño, un mal sueño. ¿Que quién es?, ¿quién creéis? Mike estaba allí, sonriéndome como si nada, aunque algo sonrojado por verme con esas pintas. Me tapé como pude y me quedé mirándolo totalmente bloqueada, con los ojos abiertos como platos, sin saber que decir.
-Hola-dijo al fin, y sonrió.
-Ho-hola- tartamudeé.- ¿Qué haces aquí?
-Emm... Bueno e venido por que... Nikki me dijo anoche que mañana te vas...-bajó la mirada al suelo, parecía triste.
-Si, bueno...
Lo miré mordiéndome el labio, algo nerviosa.
-¿Por qué no me lo dijiste?
-Bueno,no quería... quería decíroslo esta tarde, cuando fuera a despedirme.
Parecía decepcionado. Por un momento volví a recordar mis pintas y agaché la mirada, sonrojándome.
-¿Qué te pasa?-me preguntó él.
-Pues que me has pillado con unas pintas- me sonrojé aun más, sin despegar la vista del suelo.
Se rió.
-No te rías, no tiene gracia. No pensaba que fueras tu...
-Eso está claro, pero...Estas preciosa-dijo con una sonrisa picarona, alegre y perfecta: como siempre.
Lo miré a los ojos y me puse aun mas colorada, tuve la sensación de que mi cara parecía una luz fluorescente de neón rojo. Volví a bajar la vista para abajo escondiéndome de sus ojos.
-¿Te has puesto colorada?
Negué sin mirarle, pero era evidente que eso me delataba aún mas.
Él se rió nuevamente. Nos quedamos un tiempo en silencio, mientras yo intentaba que mi cara regresara a la normalidad.
-¿Tienes algo que hacer?
Lo miré
-¿Ahora?
-Si.
-Pues, tendría que terminar las maletas....
-Jupe. ¿No te puedes escapar un ratito y venirte conmigo a dar una vuelta?- esa pregunta me sorprendió.
-¿Irme contigo?
-Sí, no pienso comerte, a pesar de que tal y como me has abierto la puerda me entren ganas de ello...
Me quedé cortada con ese comentario, y luego hice rodar mis ojos.
-Nunca cambiarás...
Decepcionada hice ademán de entrar en casa, pero él me cogió de la muñeca, reteniéndome.
-No, no te vallas. Era broma, perdón.
Me giré para mirarlo y asentí.
-Ven conmigo.
-No.
-¿Por qué?
-En primer lugar estoy sin vestir, sin peinar, es decir, que no puedo salir a la calle.
-Ahora mismo estás en la calle ¿no?
Suspiré.
-Perdón.
-¿Puedo continuar?
Asintió.
-Y en segundo lugar, tengo cosas que hacer.
-Las haces después.
Lo miré e intenté poner otra escusa.
-No aceptaré un no, y lo sabes.
Suspiré de nuevo.
-Si voy ¿te quedarás tranquilo?
Asintió con una sonrisa.
-Pues tienes que esperar a que me cambie.
Rió.
-Esperaré lo que necesites.
Volvió a sonreír una vez más. Yo también le sonreí y le invité a pasar a casa. Me siguió hasta mi habitación, No podía dejar que se quedara en el salón, si mamá se despertaba sospecharía algo raro, y no quería que creyera nada extraño. Entró y se quedó en la puerta mirando todos los rincones de mi habitación. Yo cerré la puerta con cuidado para que mis padres no se despertaran.
-Siéntate si quieres- le dije sonriente y me limité a coger la ropa que me pondría todo lo deprisa que pude.
-Valla...-dijo de repente. Entonces dejé de coger cosas y lo miré extrañada.
-¿Qué?
-Pues... Nunca había estado en la habitación de una chica con ella prácticamente en ropa interior, escapando sigilosamente de los oídos de sus padres.
Me puse colorada de nuevo. Él se levanto y se acercó a mi poco a poco.
-Y la chica nunca había estado tan guapa, ni se había sonrojado cuando la miraba-dijo mientras me retiraba el pelo alborotado de la cara.
Lo miré a los ojos. No tenía palabras. Me volvía loca. Él también me miraba a los ojos . Apoyó su frente en mi cabeza y sentí como su mano derecha acariciaba mi brazo hasta agarrar mi mano y como sus dedos se entrelazaban con los míos. Fue un momento... diferente. Ninguno dijimos nada, simplemente nos limitamos a sonreír. Entonces pareció acercarse mientras acariciaba mi mejilla. Cada segundo un poco mas, y un poco más. Tuve miedo y me aparté un poco.
-Voy a vestirme.
Me soltó la mano para ir a sentarse en la cama de nuevo. Parecía disgustado por mi rechazo.
-Eres... tan tú-suspiró con la vista fija en el suelo.- Voy a echarte mucho de menos.
-Aún no me voy, me queda todo el día.
-Es demasiado poco para...- se quedó callado.
-¿Para...?
-Para despedirnos como es debido. Deberíamos haberte echo una fiesta o algo.
-¿Una fiesta? Nah, paso de fiestas de despedida. Además ya todos saben que me iría, y que cuando acabe el curso volveré.
-No, todos creíamos que te ibas a Madrid, y que vendrías los fines de semana.
-Pero las cosas han cambiado.
-Pues odio que cambien, eres mi mejor amiga, ¿qué haré yo contigo tan lejos?
-Pues seguir a tu royo, como haréis todos.
-No es tan fácil como parece. Su supieras lo que me pasa no lo verías así de simple.
-Y ¿qué te pasa?
Me miró y negó.
-Nada, da igual.
-Allá tu.
Me encerré en el cuarto de baño y me vestí. Me puse una camiseta roja lisa; unos pitillos vaqueros, y unas converse rojas, Me lavé la cara para quitarme los restos de la raya del día anterior. Me hice un recogido en el pelo, la raya y me eché un poco de colonia antes de salir del baño. Mike se me quedó mirando.
-¿Qué miras?-dije.
-Que poco has tardado.
-¿Qué crees que necesito tres horas para maquillarme? Yo no me echo tres kilos de maquillaje en la cara como tus chicas ¿sabes?
-Sí, lo sé. Por eso siempre estás más guapa.
Se levantó y salió por la puerta de mi habitación. Bajó las escaleras, y yo lo seguí despacio.
-Hola-saludó Mike.
Mierda, era mi padre.
-Valla, hola-contestó este con cara de pocos amigos.
-Hola papá.
-¿Qué hace aquí Michael?Es muy temprano para visitas...
-Verá, he venido temprano para ver si Elizabeth estaba despierta y podemos dar una vuelta antes de que se valla. Pensé que tendría que terminar las maletas y no podríamos despedirnos. Por ese motivo he venido tan temprano-dijo él educadamente.
Mi padre asintió.
-Bien, en ese caso iros ya que se os va a hacer tarde.
-Claro papá, adiós.
Lo besé en la mejilla y él me sonrió.
-Adiós-dijo él mientras yo empujaba a Mike hasta la puerta y nos alejábamos de la cocina.
Cogí mis llaves y cerré la puerta.
Paseamos un rato en silencio. Parecía que él me quería decir algo ya que no paraba de dirigirse a mi como para hablar, aunque nunca decía nada. Yo no era capaz de preguntarle. La verdad es que me comportaba muy borde con él de vez en cuando.
-Quiero llevarte a un sitio- soltó por fin.
-¿ A dónde?
-Es una sorpresa. ¿Quieres venir?-me preguntó nervioso pero sin borrar la adorable sonrisa de su cara.
-Claro.
Hubo otro intervalo largo de absoluto silencio. Aquello me mataba, pero soy demasiado vergonzosa como para sacar algún tema, al menos con él. Aun así me sentía muy a gusto con él cerca de mí, los dos solos. Sin duda este era el momento perfecto para decírselo, pero no sabía como hacerlo. Tenía miedo de parecer una estúpida.
Al final llegamos a un parque cerca de su casa. Atravesamos varios arbustos y llegamos al sitio que él quería enseñarme.
-¿Et voila!
No pude evitar alucinar al ver el pequeño sitio en el que estábamos. Todo lleno de pétalos por todas partes y un cartel qe decía “ TE ECHARÉ DE MENOS”. Se me escaparon unas lagrimas de sorpresa.
-Valla...
-Eh, ¿por qué lloras? ¿No te gusta? Si quieres nos vamos....
-No, me he emocionado. Es precioso. ¿Dónde estamos realmente?
-En mi escondite “secreto”- dijo sonriendo.
-Valla... gracias por enseñármelo-sonreí.
-De nada.... aunque yo realmente quería traerte aquí porque...
-¿ Por qué?
-Verás...
Fruncí el ceño. No sabía qué era lo que me quería decir, pero parecía importarle mucho.
-¿Qué pasa Mike?
Se sentó, y yo me senté a su lado-
-Pues que quiero decirte que....

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