(Narrado por Mike)
-No quiero saber nada más de ti.
Es lo último que dijo Elith antes de entrar en casa. Nadie sabe lo que me dolieron esas siete palabras, pero lo que más me dolió fue su mirada de odio, sus lagrimas. Soy un capullo, un cobarde. No era capaz de aceptar su rechazo, y en vez de decirle que la quería, que no me importaba si solo podíamos ser amigos, en ves de luchar por ella, solo fui capaz de hacerle daño. Le solté lo que más sabía que podría joderla, y lo peor es que todo era mentira. Era consciente de su talento a la hora de actuar, de su bonito cuerpo, de toda ella. Para mí era perfecta. No era como las demás. Y acababa de conseguir perder su amistad... Seré idiota.
Me escocía la mejilla. Esta vez me había golpeado tan fuerte... Me odiaba. Toda la vida siendo mi mejor amiga, y justo cuando más me necesitaba la he abandonado. No podría perdonármelo nunca, y ella tampoco...
Mis ojos se llenaron de lágrimas y le pegué un puñetazo a la pared.
-¡Mierda!
Si no me había roto la mano faltaba poco.
Caminé tambaleándome alejándome de allí, recordando lo estúpido que era por lo que acababa de hacer. Las lágrimas corrían por mis mejillas. Lo que más me jodía es que Elith tenía razón: ella y yo nunca podríamos estar juntos. Ella era una buenaza, tenía un corazón enorme y era muy valiente, luchaba por todo lo que quería. Y yo, en cambio, soy un putón, me enrrollo con todas las tías que quiero, cuando quiero y como quiero, era capaz de hacerle daño a las personas que me importan para quedar bien, y soy un completo cobarde.
Me senté en un banco, no podía apenas caminar. Alguien se sentó a mi lado. No iba a mirarle, no quería hablar con nadie.
-Hola Mike.
Su voz femenina me resultaba familiar. Fingí no haberla oído, pero ella no se dio por vencida. Me cogió de las mejillas con delicadeza y me obligó a mirarla. No me resistí y la miré. Nora sonreía satisfecha.
-No esperaba encontrarte por aquí.
-Yo a ti tampoco preciosa.
Se rió.
-El whisky se te ha subido de más ¿no crees?
-Quizá, pero me la suda.
-Eso está bien.
Asentí. Nora se quedó callada unos instantes.
-Debería acompañarte a tu casa, tengo el coche aquí cerca.
-Como quieras.
Nora se levantó y me ayudó a caminar hasta su coche, misteriosamente aparcado en la esquina. Le dije la dirección de mi casa y me dediqué a escuchar la radio. Ella no paraba de hablar, pero no la escuché. Me sentía demasiado quemado por dentro. De repente paró el coche. Miré la calle y después a ella.
-Esta no es mi calle.
-Lo sé.
-¿Por qué me traes aquí?
-Antes me he quedado con ganas de algo. Asique te he traído a mi casa para enseñártelo.
-Nora, llevame a mi casa por favor. Estoy demasiado bebido para andar en casas ajenas a estas horas.
-Venga apenas son las nueve. Y mi casa no es ajena. Digamos que podría ser tu segundo hogar.
-Permiteme dudarlo.
-Venga, solo será un rato.
Me sonreí. Nada me importaba asique acepté su propuesta.
-Está bien.
Ella sonrió y me ayudó a caminar hasta su puerta. La abrió y entré mirando al suelo. No me interesaba nada lo que quisiera enseñarme. La seguí a duras penas por las escaleras, hasta lo que creo que era su habitación.
-Siéntate, estás en tu casa.
Le hice caso y me senté en su cama. Ella puso la radio y cerró la puerta. La miré.
-¿Sabes? Me he divertido el rato que has estado allí con nosotras.
-¿A sí? Me alegro.
-Deberías ir más a menudo.
-Puede que valla.
Se quitó los zapatos de tacón y se sentó a mi lado.
-¿Por qué te fuistes?
-Tenía que solucionar unas cosas con una... amiga.
Volver a recordar a Elith hacía que el corazón me ardiera en dolor.
-Oh, ¿y como se llama?
-Elizabeth.
-Bonito nombre.
Me sonrió. Sí, un nombre precioso, como ella. Se me escaparon unas lágrimas.
-Eh, ¿qué te hizo?
-Ella nada, simplemente que... mañana se va a Estados Unidos.
-Valla, entonces deberías buscar otras amigas.
Nora se acercó y lamió mis mejillas, saboreando mis lágrimas. La miré sin entender.
-¿Qué haces?
Se quitó la camisera y me miró.
-Divertirme.
No respondí.
-Bésame- me pidió.
Dudé un momento. Ella se mordía el labio. Era guapísima, sí. ¿Por qué desperdiciar lo que ella me ofrecía? Ese es mi mundo, y nunca cambiaría. La besé con brusquedad cogiéndole la cara. Correspondió a mi beso de la misma manera y me tumbó, poniéndose después sobre mi, empezando a desnudarme a continuación. Sí, este era mi mundo. Estar con todas las tías que quisiera, hacer lo que quisiera con ellas, pero sin ella. Jamás podría amar de verdad, por que nunca sería ella la que estuviera en mi cama, besándome, comiéndome la boca, quitando la ropa que sobraba. En la radio sonaba “Broken” de Seether y Amy Lee. “'Cause I'm broken when i'm open, and i don't feel like... I am strong enough...” Así era como me sentía, roto. Roto por que no era ella la que estaba allí, conmigo. Por que la amaba aunque me doliera. Por que jamás la vería desnudarse para mi, como Nora lo estaba haciendo. Porque jamás sería suyo, jamás sería mía. Y todo por un mundo que yo mismo elegí.
( he puesto el video de la canción subtitulado en español para la gente que no entienda lo que dice en inglés y quiera saber lo que dice. Un beso ;) )
….......................................(narrado por Elith)..................................................................
Entré en casa y corrí a mi habitación. Las lágrimas se derramaban de mis ojos sin freno. ¿Cómo podía haberme dicho aquellas cosas tan feas?
Me abracé a Nikki.
-Calmate tía, iba borracho. No le hagas caso.
-Me ha dicho cosas horribles...
-Lo sé, pero él no es así, iba demasiado borracho. Y es un tío. Todos tienen esa habilidad.
Asentí y me sequé las lágrimas, aunque ellas seguían saliendo.
-Elith, tengo que irme a casa, mi madre me necesitaba. ¿No te importa no?
-No, vete. Nos vemos mañana a las 10.
Asintió.
-¿Te importa si no bajo a acompañarte?
-Jo tia porfa baja conmigo.
-Por favor Nikki... no quiero que mis padres me vean con estos ojos.
-Jo, me voy a perder por las escaleras yo solita.
Me reí.
-Por favor..
-Vale... pero que conste que no es justo, como me pierda será tu culpa.
Me dio dos besos y se fue cerrando la puerta de mi habitación, dejándome sola. Me tiré a la cama y empecé a llorar de nuevo. Mi almohada no tardó mucho en empaparse. Con los años había aprendido a ignorar los comentarios de la gente, pero jamás pensé que Mike pudiera decirme algo así. Siempre pensé que era diferente. Creía que lo conocía, pero sin embargo me equivocaba. No lo conocía, no conocía a ese nuevo chico. Había cambiado mucho en los últimos meses, pero jamás pensé que pudiera hacerme algo así a mi. A su mejor amiga, o eso creía hasta ahora. Podría aguantar un comentario de cualquier imbécil, pero no de él. Lo amaba, desde que jugábamos y comíamos regaliz en su casita de madera en el patio, desde siempre. Pero ahora estaba tan decepcionada, tan hundida... Puse en mi mini-cadena la radio al máximo de volumen. “Broken” retumbaba en mi habitación. La increíble voz de Amy Lee mezclada con la de Seether penetraban en mis oídos. La había escuchado tantas y tantas veces... pero nunca pensé que Mike provocara que me sintiera identificada con ella. Estaba total mente rota por dentro. Así es como te sientes cuando una de las personas que más quieres te rompe el corazón en mil cachitos de caramelo frágil. Me senté al lado de la ventana y miré la luna. Jake estaría por allí arriba, en alguna estrella. Ahora lo necesitaba.
-Espero que estés viéndome Jake, te necesito tanto ahora..
Rompí a llorar nuevamente. Ahora más que nunca deseaba irme de allí, lejos, donde no pudiera ver nunca a Mike.
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